La triste realidad del Coliseo

                               Así está parte de la pista en la S del Ciervo (Foto: Jorge Marchesin)

Por estos días, la reunión mantenida entre Oscar Aventin (Presidente de la ACTC) y Carlos García Remohí (Presidente de la CDA del ACA) para tratar las precarias condiciones que presenta el autódromo de Buenos Aires, fue el tema que ocupó la escena automovilística nacional. No quedan dudas que el paso que dieron ambos dirigentes es muy importante, pero considero que este encuentro se debería haber gestado hace mucho tiempo atrás. En el cónclave, ambos directivos  manifestaron una "real y tangible preocupación en los temas referidos a la seguridad de los pilotos en varios sectores del autódromo porteño". Aunque para aquellos que no lo saben,  sepan que esos "temas referidos a la seguridad" no son nuevos ni mucho menos, porque el TC y el TC2000 han corrido allí bajo las mismas condiciones en los últimos años exponiendo la integridad de los pilotos, como también lo hicieron (y lo harán) en otros circuitos como el de Balcarce o Nueve de Julio. Está claro que para mejorar un autódromo que supo ser modelo allá lejos y hace tiempo no hay soluciones mágicas: se necesita de una inversión millonaria como las que se hicieron en Santiago del Estero o  San Luis, que contaron con el aporte totalitario de los gobiernos provinciales para convertirlos en escenarios de nivel internacional. No existe otro camino que no sea ese, y da la sensación que ese tema no es algo que preocupe al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y mucho menos al nacional. Mientras tanto, lo más sensato sería tomar medidas contundentes, dejando cualquier tipo de interes de lado. Así cueste dejar de correr allí , por lo menos hasta que vuelva a convertirse en un escenario que reuna las mínimas condiciones para ser utilizado. Pero permítanme dudar de que esto pueda llegar a ocurrir a corto plazo, probablemente una "lavada" de cara ayude a esconder los verdaderos problemas de fondo... Pensar que hace dos años Aventin afirmó que el de Buenos Aires no tenía nada que envidiarle al autódromo de Interlagos (Brasil). Me gustaría saber si ahora sigue pensando lo mismo...